Nombre: Šarić.
Fecha de nacimiento: 8 de agosto de 1994, Sibernik, Croacia.
Equipo: KK Cibona de Zagreb.
Liga: Adriática (ABA League).
Posición: alero.
Nombre completo: Dario Šarić.
Hoy os presento a Dario Saric. Posiblemente, y pese a lo imperfecto que es día de hoy, sea el mejor jugador jóven del mundo ahora mismo, a todos los niveles, pese a que hay una distancia sideral entre las cosas que hace bien, que son muchísimas, y las que hace mal, que también son muchas.
Después de pasar por las categorías inferiores del KK Zagreb y coquetear con el Bilbao Basket, recaló en el KK Cibona, donde se está haciendo un nombre contando cada vez con más minutos de juego y responsabilidades en pista. Se trata de un talento absolutamente descomunal para jugar al baloncesto, con unas posibilidades de mejora en sus puntos flacos absolutamente brutales y que le pueden convertir en una auténtica estrella mundial de este deporte.
Empezaremos hablando de su físico, ya que cuenta con 2.08 y 104 kilos, además de unos brazos muy largos, lo que combina con una velocidad, coordinación y salto absolutamente impropias de alguien de su tamaño, lo que le permite sacar ventajas continuas en ataque, aunque está bastante delgado, lo que le dificulta a la hora de defender a hombres más pesados que buscan el cuerpo a cuerpo contra él.
En el ámbito ofensivo es un superdotado. Maneja el balón de maravilla y es capaz de botar y subir el balón mejor que muchísimos bases. Su Arsenal ofensivo es prácticamente ilimitado, ya que es capaz de finalizar en canasta de formas ilógicas. Tiene más problemas a la hora de tirar ya que aunque no es un mal tirador, su mecánica es demasiado lenta y necesita estar bastante sólo para anotar por el tiempo que emplea en armar el brazo. Por otra parte, contribuye mucho a la elaboración de la jugada y es capaz de asistir con regularidad. Ahí juega un papel importante su inteligencia, ya que lee perfectamente la jugada en todo momento y encuentra huecos para asistir y para colocarse y recibir en ventaja de finalizar, además de cargar el rebote ofensivo de forma muy productiva. Su especialidad es la transición ofensiva. Ese es el espacio en el que sus facultades técnicas, físicas y mentales se dan la mano para convertirle en uno de los mejores jugadores del mundo en este arte. A sus 19 años domina el partido como nadie si este se desarrolla en esos derroteros ya que explota perfectamente su habilidad para correr la pista, calidad en la finalización, e inteligencia tanto para orientar los ataques como para interceptar ofensivas rivales.
Su mayor problema ofensivo es, como hemos dicho anteriormente, su tiro, que es muy lento e irregular. Además hay que destacar forzosamente su problema con los contactos, pues es algo irracional. El contacto no le va, ya lo describiremos mejor en el apartado defensivo, pero en ataque, cuando se enfrenta a una defensa individual que le encima mucho, por una cuestión más mental que física, probablemente, se le apagan todas las luces. Pasa de ser un jugador élite absoluta a un rompearos en esas lides. Es tan llamativo que resulta grotesco verle enfrentarse y perder continuamente cuando su defensor le encima, sobretodo teniendo en cuenta la cantidad de recursos que tiene para que eso no suceda. Como digo, es mucho más probable que sea una cuestión mental, más que otra cosa.
En el ámbito defensivo es donde más tiene que mejorar, sin duda, ya que a día de hoy es una absoluta nulidad. Carece totalmente de fundamentos e intensidad defensiva, y resta tanto en esta faceta que es lo que le hace ser a día de hoy uno de los mejores jugadores jóvenes del mundo en vez de uno de los mejores jugadores del mundo a secas. El mencionado problema con los contactos se hace aún más patente en defensa, ya que es rematadamente fácil de superar. No puntea los tiros rivales nunca, no sigue a su marca ni es capaz de intimidar en la zona a nadie. Aunque no todo es malo. Yendo al rebote es muy eficaz, sirviéndose de sus largos brazos y su buena colocación, y si bien no es capaz de taponar se sirve de su salto, su envergadura y su inteligencia para ser un buen taponador en ayudas, que es la suerte que más domina en el ámbito defensivo. Lo bueno, por decir algo, es que tiene tan poco bagaje defensivo que cualquier mejora, por pequeña que sea y en el campo que sea, dará una nueva dimensión a su juego y lo convertirá en un jugador de baloncesto mucho más productivo en general. Muchos de estos defectos se solucionarán con motivación, trabajo y maduración como jugador y como persona. Su problema mental en los contactos se arreglará con un poco de musculación y mucha confianza.
Es conveniente hablar de su mentalidad, ya que han trascendido incidentes con sus compañeros y entrenadores, alguno de ellos graves, lo que ha repercutido en su protagonismo en cancha hasta este momento. Probablemente muchos de estos incidentes tengan que ver con sus ganas de adquirir protagonismo en pista, su mentalidad de líder y sus ganas de ganar. Es muy jóven, tiene 19 años y en cuanto madure, todo esto debería quedar en el olvido.
Así es Dario Saric. Sin duda es un jugador excitante. Un diamante en (muy) bruto pero que tiene un techo reservado a los elegidos de este deporte.
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